Época: Judaísmo
Inicio: Año 1900 A. C.
Fin: Año 2003




Comentario

Hasta la dominación islámica no puede hablarse de la existencia de una ciencia judía propiamente dicha. Bajo la tranquilidad y prosperidad que aportaron los árabes fue cuando comenzó a florecer una ciencia hebrea, favorecida por el afán integrador que tuvieron los musulmanes hacia las mentes judías más preclaras. Matemática, astronomía, medicina, cosmología, etc. fueron conocimientos ya desarrollados bajo los árabes, pero que recibieron una importante aportación judía.
El primer científico judío que escribió en árabe fue el astrónomo egipcio Masa Alla (770-820), aunque antes que él es posible que hubiera varios judíos egipcios que destacaron en la ciencia médica. También en Kairuán fue estudiada la medicina, destacando las figuras de Isaac Ibn Amran (m. 908) e Isaac ben Salomon Israelí (h. 855-955), el Isaac Judaeus de los cristianos. Las obras de este último tuvieron gran influencia en la ciencia médica occidental gracias a ser pronto traducidas al latín. Su Tratado de las fiebres fue un auténtico vademecum de su tiempo. Isaac Judaeus influyó directamente en el Canon de medicina de Avicena el persa (987-1037).

A partir del siglo X el epicentro de la ciencia árabe y judía se traslada a la España musulmana, gracias a un episodio accidental. En el año 948 el emperador de Constantinopla envía al califa de Córdoba un manuscrito de la obra de Dioscórides De Materia medica. Puesto que nadie en al-Andalus sabe griego, el califa solicita un traductor al emperador, quien le envía al monje Nicolás en el año 951. Éste abrió una escuela clásica en Córdoba en la que estudió como discípulo el judío Hasday ibn Saprut (915-70). Ambos tradujeron al árabe la obra de Dioscórides, siendo ellos los primeros occidentales en introducir escritos griegos en el mundo árabo-parlante. Además, destacan figuras como las de Yona ibn Biclaris, Moisés Sefardí -convertido al cristianismo y llamado Pedro Alfonso-, Abraham bar Hiyya o el astrónomo Abraham ibn Ezra.

Además, la labor judía de puente cultural entre oriente y occidente cuenta con la labor de traductores como Johannes Hispalensis- de nombre árabe Ibn Daud-, Gerardo de Cremona, Samuel ibn Tibbon, Moisés ben Samuel Ibn Tibbon, Jacob Anatoli, etc.

El papel más destacado de la ciencia judía lo ocupa Maimónides, judío cordobés que acabó asentándose en El Cairo y que tuvo una importancia fundamental en el desarrollo de la matemática y la medicina.

Los judíos aragoneses alcanzaron gran importancia en la elaboración de mapas, muchos de los cuales fueron hechos en Mallorca, donde radicaba una escuela de cartógrafos. Destaca la figura de Abraham Cresques.

Hacia mediados del siglo XIII los centros de cultura judía pasan al norte de Italia y Francia. La escuela médica de Italia cuenta con figuras como Bonacosa, que vertió el Colliget de Averroes, o Jacob de Capua. En Francia trabajan el astrónomo Jacob ben Makir o Levi ben Gerson.

La expulsión de los judíos españoles significará el punto máximo del declive de la ciencia judía española, aunque todavía durante el siglo siguiente serán judíos sefardíes o marranos españoles quienes continúen la actividad científica y traductora. Es preciso citar entonces a Judá Verga de Lisboa, Jacob Mantino, Abraham Zacuto o Pedro Nunes.

La ciencia judaica recae en los judíos sefardíes entre los siglos XVI y XVII, aunque a partir del XIX serán los ashkenazíes quienes monopolicen los estudios.